Restaurado el retablo de la Virgen de la Dolorosa de la iglesia de San Miguel dos Agros

Miércoles, 13 Septiembre, 2017

El Consorcio de Santiago restauró el retablo de la Virgen de la Dolorosa de la iglesia de San Miguel dos Agros, situada en la plaza homónima. Del proceso de recuperación de este bien se encargó la empresa Techné, Conservación y Restauración de Bienes Culturales, S. C., con un presupuesto global de 35.969,67 euros.

 

La iglesia de San Miguel dos Agros, además de la nave principal, a los pies tiene una nave conocida cómo “Capilla de la Dolorosa” o "Capilla de los Ajusticiados", en la que oraban los condenados a la horca y donde eran depositados posteriormente sus cadáveres antes de la inhumación. La capilla está presidida por uno magnífico retablo de estilo neoclásico datado en el año 1782, colocado sobre una base de piedra, muy afectada por humedad de capilaridad y sales, que fue cubierta en período reciente para añadirle, entre otros elementos, una mesa de altar. Asimismo, la parte central del retablo fue modificada mediante la colocación de una serie de gradas que no coincidían con el diseño ni con el recorrido originales, además de estar afectadas por los xilófagos, igual que el resto de la madera del conjunto.

 

El retablo estaba muy afectado por la humedad

 

La arquitecta de la Oficina Técnica del Consorcio responsable de este proyecto, Idoia Camiruaga, explica que el ataque de xilófagos que sufría el retablo provocaba la pérdida del material de soporte y superficial. El bien estaba repintado, sufría de pérdidas de material de acabado por causa de las humedades de capilaridad, además le faltaban algunas piezas (como partes del cuerpo de algunos de los ángeles), tenía añadidos sin relación estilística con la pieza original, elementos metálicos oxidados, repintes, pérdida de color, grietas y acumulaba mucha suciedad.

 

Los objetivos de esta intervención se centraron en la eliminación de las sales de la superficie de la piedra en la parte baja del conjunto, la estabilización de los materiales que conforman el retablo -piedra y madera, con sus acabados correspondientes-, la recuperación histórico-estética del conjunto y se establecieron unas pautas idóneas de conservación preventiva de este bien.

 

Asimismo, se llevó a cabo una revisión de los elementos que constituyen el entorno de la obra, como suelos, cubiertas, muros, sistema eléctrico… “El entorno representa uno de los focos más importantes de degradación por lo que, para frenar el deterioro de la obra y devolverle su magnificencia, fue necesario erradicar los problemas ocasionados por los elementos que rodean el retablo” -señala la arquitecta Idoia Camiruaga-. En esta línea, se estudió la temperatura y la humedad del inmueble para poder evaluar la incidencia de las condiciones climáticas.