El Consorcio restaura las pinturas renacentistas halladas detrás del retablo de la iglesia de Berdía

Viernes, 20 Noviembre, 2015

El Consorcio de Santiago realizó este año varias obras en la iglesia de Santa Mariña de Berdía, localizada en la parroquia homónima, a unos diez kilómetros al norte de la ciudad. Entre estas intervenciones, se restauró el retablo mayor del templo, de origen barroco, tra el que se hallaron unas pinturas de estilo renacentista, todavía sin datar con precisión. La restauración la realizó la empresa Parteluz con un presupuesto global de 14.634,95 euros. 

 

La arquitecta de la Oficina Técnica del Consorcio de Santiago que coordinó estos proyectos, Idoia Camiruaga, explica que, al desmontar el retablo para su restauración, se halló, en la parte posterior, una pintura mural que representa una Anunciación, compuesta por el ángel, la Virgen y el Espíritu Santo en forma de paloma. “La calidad del trazado era muy buena, los colores sólidos y la composición clásica, de estilo renacentista italiano” -señala la arquitecta-. Así, los expertos consideraron que la escena era susceptible de recuperarse mediante labores de restauración.

 

El estado de conservación de las pinturas era muy deficitario

 

Las dimensiones de la superficie pintada son de 3,23 metros de ancho y 3,20 metros de alto. El conjunto mural estaba en un estado de conservación muy malo, en proceso de degradación activo y muy afectado por la humedad. Había perdido el 50% de la superficie pintada. Había agujeros hechos para los antiguos anclajes del retablo al muro que habían perjudicado a la pintura de manera importante, así como salpicaduras de pintura blanca del techo y restos de encalados anteriores realizados en las paredes del templo.

 

La película pictórica presentaba una gran suciedad, con lo cual los colores se mostraban desaparecidos y sin fuerza. Asimismo, había una acumulación de suciedad superficial generalizada, junto con cal y restos de cemento y mortero. También se observaba en diferentes zonas de la policromía una escorrentía de sales en la superficie, dañando la visión del conjunto. “El deterioro más alarmante era que las pinturas amenazaban con desprenderse del muro, con lo que se perderían completamente de manera irreversible” -destaca la restauradora encargada de este proyecto, Uxía Aguiar-.

 

El retablo se colocó de manera que las pinturas puedan visitarse

 

La restauradora indica que se centraron en la recuperación estética de la obra original, asegurando al mismo tiempo su conservación futura. “Uno de los primeros pasos fue estabilizar estructuralmente el conjunto, es decir, afianzar al muro los restos que se conservan, y consolidar los sustratos y la adhesión entre ellos para frenar el deterioro. También fue preciso devolverle los colores originales a la policromía” -manifiesta la restauradora-. 

 

Una vez asegurada la conservación y la puesta en valor de los restos encontrados, se llevó a cabo una adecuación del entorno, de modo que la convivencia de ambas piezas artísticas no representara un problema para ninguna de ellas. Así, la arquitecta de la Oficina Técnica del Consorcio, de acuerdo con el párroco, el propietario de la iglesia (el Arzobispado) y los servicios de restauración de la Xunta de Galicia, optó por montar el retablo un poco adelantado con respecto a su posición de origen, con el fin de dejar espacio suficiente que permita una correcta conservación de la pintura mural y la coexistencia de las dos importantes piezas.

 

También se proyectó un mesado nuevo y un frente de altar para sustentar el retablo y, además, posibilitar la entrada a la trasera del mismo de una manera fácil, lo que permitirá visitar las pinturas. 

 

La intervención en el retablo

 

El restaurador que trabajó en el retablo, Andrés Martínez Rey, manifiesta que se encontraba en un proceso de degradación activo, de modo que las labores se centraron en recuperar su estética original y garantizar su conservación futura. Debido a la existencia de pérdidas de soporte, se contó con la ayuda de un carpintero para ensamblar de nuevo las piezas y reintegrar zonas localizadas mediante reposición de madera nueva. Y se recuperó la policromía original del conjunto, ya que el retablo y las diferentes esculturas que lo componen habían sido repintados en períodos diferentes y quedaba oculta la capa de policromía y sus dorados originales.